sábado, 19 de junio de 2010

LA TERMINAL - Dedicado a Any - Por Marisa Aragón Willner

Una y media de la mañana en Buenos Aires, un barrio terminal donde confluyen todos en busca de su transporte.
Una larga fila de trasnochados aguardando por el último micro en una parada.
Lo único vivo es un Bar de los viejos llamado El Quita Penas, los personajes que lo habitan hablan bajo la música estridente y pegadiza , la mujer con poca ropa ingresa al lugar y la recibe un hombre grandote oscuro y calzado con ojotas blancas , otra rubia atiende las copas, se escucha una jerga de fondo donde no se distinguen las palabras resumo que El Quita Penas es un hito en la noche , se pertenecen .
De pronto atraviesa la desierta avenida , pudiera ser un personaje de Caravaggio, trasladando la oscuridad de la noche en la piel y el alma. Ahí flaco, desguarecido, con barba de días y pies descalzos se aproximaba pidiendo unos centavos.
El joven detrás de mi le dio unas monedas imagino evitando tocar la piel del mendigo, (en estos tiempos que vivimos nos han inculcado la limpieza a ultranza de nuestras manos, la epidemia de Gripe H1 nos ha puesto extremadamente pulcros para disminuir nuestra vulnerabilidad al contagio de este virus a veces mortal), las monedas cayeron al piso, el mendigo se agachó a recogerlas y le dijo al joven:
- Tus monedas me las diste con asco, mira, en vez de darte las gracias te las devuelvo -y diciendo esto las volvió a arrojar a la calle.
Imaginen la cara de todos mientras volvía a los finales de la cola a dar sus explicaciones.
Luego extendió la palma mugrosa otra vez ante mi y le dejé mis monedas tocando su palma.
Me miró a los ojos y me dijo;
- Bien hecho, Así se da una limosna.
Ahora avanzaba por la fila, sujetando una de mis monedas con ambas manos, pedía otra moneda.
Ante la negativa les diría
- Eso ves, se llama Indiferencia…
Y así recorrió la fila dejando algo de su sentir, de su filosofía de calle trasnochada de inviernos y desdenes.
El ómnibus dejó de circular siendo las 2 de la mañana
Otra nueva posibilidad se abrió a tres cuadras de distancia, pero otra vez no pude subir al único que vino, colmado hasta las tapas.
El viento frío comienza a ser la compañía de mi cansancio, no quiero perturbar el sueño de mi amiga , esbozo dos posibilidades , o la llamo y pido hospedaje o me animo a amanecer al sereno sintiendo la vulnerabilidad que ofrece la noche a los despojados.
El mendigo vuelve a pasar y reconoce mi mirada, me recuerda y dice:
- ¿qué pasó? No ha venido aquel ómnibus?
Dos horas de espera son muchas, llamo a mi amiga, temo perturbar su sueño, temo que se asuste por el llamado seguramente me imagina en mi casa. Me ofrece su casa.
No obstante no hay taxis frecuentes, he decidido ir a la estación de trenes, se abrió la puerta reja a las 3.30 de la mañana y todos los que esperaban ingresan al recinto, si logro tomar un tren desistiré de ir a su casa… pero el primer horario anunciado indica una hora y media más de espera.
Tomo coraje nuevamente voy por un taxi, llega uno que por fin me lleva.
Ella ha saltado de su cama a recibirme pisos abajo y me demostró su preocupación por mí ya que nos habíamos despedido dos horas atrás a pasos de su casa.
Tengo un cuarto para mi, me arrebujo en la calidez de la frazada, el terror nocturno ha pasado, confieso me ha gustado esa exposición de primera mano, me sirve.
El amanecer estuvo plagado de sensaciones lindas, pero me gusta volver un poco la vista hacia atrás y lo hago para decirte - Hoy me he sentido mendiga, amiga. Por unas horas también yo tuve carencias y tú no me fuiste indiferente.
Tu hogar fue nido y tu cariño un refugio para mi corazón. Gracias.

MARISA ARAGÓN WILLNER

 

2 comentarios:

Ana Cocinera dijo...

Oh! querida amiga, sí que fue una noche diferente esa noche en que te sentiste un poco mendiga y un poco aventurera...Pude cobijarte con todo este cariño que te tengo...demos gracias a dios pues podría haberte pasado algo, ya sabes que Buenos Aires no es de lo mejor cuando de nocturnidad se trata...
En fin, ya pasó, por suerte tu alma de poeta te contuvo y te trajo confiada hasta mi morada...
Muy buen relato lleno de detalles y notas emotivas...Besos de miel...Any

Ana Cocinera dijo...

Buena estampa de ese original mendigo que exigía a la gente el "modo" de ejercer su caridad...¡Pensar que ya pasó casi un año...cómo pasa el tiempo!...Any