viernes, 30 de septiembre de 2011

LLANTO DEL RÍO*



















El río desatado rompe a llorar y a veces
se adelgaza su voz y se hace pura y trémula.
Retumba, atardecida, la queja azul del agua.
Pablo Neruda



Atardeció en la playa.
El río silbaba lágrimas
de chocolate.
¡Oh! tristes lágrimas
en mi garganta,
tristezas viejas
en el viento.

Llegó con su crudeza magna,
una herida de plata
para cubrir
los cuerpos
abandonados,
sedientos.

Llovió sobre las aguas,
sobre las notas,
sobre las sábanas.
No pude escurrir su canto
desesperado.

Porque un frío invernal
aconteció en mi alma
desde los huecos profundos
de la historia.

Desde mi acto amurallado,
mi cárcel,
mi batalla,
mi cáncer,
mi coraza.

Desde allí cayeron gotas
y no pude soterrarlas
debajo de mi piel.
No pudo el amor
secarlas.

Pena muda,
escaramuza dentro de mi vientre.
¡Vete de mí,
sal de mi vida
para siempre!

¡Oh pena mía!
ya no te quiero en la brecha.
Déjame huir ahora
con los colores del sol
que se acuesta.

Para que sea la alegría
la invitada a la siesta.
Para que ría el río
con su sudestada
y retumbe amor
sobre las aguas.


ANY CARMONA
*Del libro Neruda y yo

jueves, 22 de septiembre de 2011

HIBISCUS



En la esquina izquierda del jardín,
siempre a la izquierda,
se encuentra la rosa china.
Desde allí sus trompetas suenan
de roja sangre sus penas.

Con cinco pétalos colorados,
conspicuas lenguas de fuego
cantan lamentos de angustia
con sus lágrimas de viento.

El viento la mece apenas,
el sol despierta su cuerpo
mientras su color recuerda
los gritos del pueblo muerto.

Flor de avispa o grosella,
sangre de Cristo y clavel,
mi rosa hibiscus espera,
la libertad del laurel.


ANY CARMONA

miércoles, 21 de septiembre de 2011

MARIPOSA DE LUZ



Algunos días,
 como hoy,
me despierto llena de grises,
sin color alguno sobre las cosas.
El cielo encapotado y oscuro,
está cargado de nubes.
Mi cara no tiene esos destellos de vida
que centellean en el espejo.
Las violetas del cantero
están levemente inclinadas
como pidiendo disculpas.
El mate no espuma borboteante,
ni la bombilla chistea su sonrisa.
Y la radio,
en mañanas como estas,
no da noticias buenas
ni entrevistas rutilantes.
Sino esa música metálica
que me crispa aún más la piel.
Es entonces cuando busco
mi mariposa de luz.
Bajo el agua tibia,
en la dulce taza,
en la hoja en blanco.
Pero no la encuentro.
Luego me siento
en el umbral de mis poros
a esperar que llegue.
Con los ojos muy abiertos
y el corazón en paz.
Ella siempre llega despacio,
aleteando sobre mi frente
e iluminando mi nariz.
¡Mariposa de luz,
todo lo enciendes!

ANY CARMONA

viernes, 16 de septiembre de 2011

CÓMETE MIS LABIOS por Andrés Grenouille



Laberinto de mi sexo,
Delirio entre mis párpados,
Manjar de mi lengua,
Lengua de mi manjar.

Fin de mi acto,
Color de mis silencios,
Tierra de mis besos,
Cárcel de mi fuerza.

Locura obstinada,
Certeza desquiciada,
Vicio religioso,
Principio mío.

Mar de mis delfines,
Ángel de mis demonios,
Huracán de caótico amor,
¡Cómete mis labios otra vez!


ANDRÉS B. GRENOUILLE

martes, 13 de septiembre de 2011

LA CANCIÓN DESESPERADA (Adaptación)



Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonada como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonada!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, hombre que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, hombre de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah amor, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonada como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.

Es la hora de partir. Oh abandonada!


PABLO NERUDA

*Del libro Veinte poemas de amor
y una canción desesperada

sábado, 10 de septiembre de 2011

DOLOR SIN LÁGRIMAS



No me pidas que sea tu cómplice
en el arte de la simulación.
Hacer como que todo fue nada
y no hubiera miles,
millones de motivos
para llorar.
¡Con estas arañas
que me tejen telas sobre el corazón!
Compresas que secan la sangre
de heridas ocultas,
del gemir vibrante,
del adiós latente,
del sobrado amor.

No me pidas que te olvide pronto.
Que solo por hoy
respire el presente
sin ver la distancia
que es como una venda
sobre tus ojos vanos
para no verme más.
¿Cómo puedes amarme
si ya no me tocas?
Amor errante
del rasgado poema.
No estás a la altura
de aquellos fonemas…

Por eso repito:
no me pidas que cierre la boca,
que ate mis manos,
cercene mis ansias
e ignore tu sombra.
Recuerdos de vuelos,
de viejos gorjeos
y compartidos sueños.
¿Una amiga más?

Que no me mereces
eso no lo dudo,
amor otoñal.
El dolor sin lágrimas
que llevo adentro
porque dijiste
-prohibido llorar-
Es la única bandera
que esgrimo orgullosa
de ser
                   esta mujer peculiar.                  


  ANY CARMONA