viernes, 28 de diciembre de 2012

NUESTRO HIJO


Caen gotas de llanto.
Ruedan lágrimas enormes,
pesadas,
profundas.
Tan hondas como la eternidad que te cubre.
Son por nuestro hijo.
Nuestro hijo, nuestro hijo.
El fruto de un amor tan vasto
como la eternidad que te cubre.

Un acervo de valores disipados:
Tu cultura,
mis aficiones,
nuestros ideales.
Nada queda en él de todo eso.
Nada de tus ojos devoradores,
de tus palabras maestras incansables,
de tu canto y tus manos.

Veo su rostro en la niebla.
Debilidad, pesar y  pequeñez.
Parálisis.
Verbo soez que me golpea.
Como el látigo de una serpiente.
Como la herida de sal que no cierra.

Y lloro lágrimas de silencio por nuestro hijo.
Nuestro hijo, nuestro hijo.
Déjame llevarme a su padre
a un lugar muy bello.
Tan bello como la eternidad que te cubre.
Donde esperaremos juntos
a que él regrese.

ANY CARMONA



DESDE MIRASOLES



Leche de uvas
corriendo por mi frente.
Purificadora,
fresca como la nieve
de los cerros aislados.
De los alaridos desgarrados
de todos los santos.
De las patrias de artistas
y los mirasoles.
Poesía ardiente
desde mi plexo
corriendo por mis venas abiertas
a todas las bendiciones.
Poesía que  ha llegado al fin
luego de hacerme sedienta
de su bienaventuranza.
Heme aquí, desnuda
ante sus caricias
y sus besos de amante perfecta.

Espero ser digna de su presencia infinita
en esta vida  insomne de poeta
que me atraviesa.

ANY CARMONA