*Derechos reservados* Desde mi plexo solar, mis vísceras cantan pasiones. Todo mi ser se expresa. Any
martes, 29 de junio de 2010
Partiré a la tierra donde todo es olvido...por Caty Zentner
Partiré hacia la tierra donde todo es olvido
donde nadie reclame área de pertenencia
allí la luna estrena vestido de esponsales
aguardando los pasos del amante discreto
Sin otros abalorios que una estrella amarilla
como una antigua estampa cuarteada por el tiempo
estrujaré el pañuelo que sabe de mis lágrimas
dejando tras mis pasos azucenas vivaces.
¿Habrá luz que conduzca al sitio prometido?
¿Puerto de evocaciones
guillotina de nardos
ascensiones extrañas
rituales exquisitos?
Hay misterio
en el aire flotan presentimientos
el aire no traiciona
es puro y trae aromas frutales
y me envuelve
con mantilla de nubes
y llovizna de pétalos.
Lunes de flores pálidas
húmedas de tristeza.
CATALINA ZENTNER
Buenos Aires, 2010
Los dragones (cuento)
Cuando miré aquella criatura, vi en su cara, la siniestra cara de la realidad. Uno a uno había coleccionado todo tipo de dragones, esos que están por todos lados, en los sueños y en las sombras y que no cesan de acechar.
Decidí seguir con mi metódico hobbie, que a esta altura se había convertido en una obsesión. Seguí observando, recortando y guardándolos por todos lados. En mi armario, debajo de mi cama, en cajas que yo misma construía a ese fin. Cuando finalmente estuve satisfecha con mi enorme colección, me miré al espejo y ví que habían pasado muchos años, quizás siglos. Estaba vieja y decrépita y no sólo eso, me encontraba en un laberinto de dragones y no podía salir.Ellos habían persistido y sobrevivido a todo y yo…yo estaba casi sin aliento, al final de mi vida y sin esperanza de poder escapar. ¿Cómo hacer para que ellos desaparecieran y me dejasen salir, respirar y sentir la libertad? Sólo yo tenía en mi poder esa gran llave… De pronto lo vi claramente. Agucé mi mirada interior y comprendí que no eran dragones sino simples duendes que uno a uno irían desapareciendo siempre que yo lo deseara. Cada duende era un personaje, un paradigma, alguien o algo que tenía significación para mí. Mis padres, mis madres, mis maestros, mis jefes, mis sombras, mis soledades y algo que por fin había adquirido un rostro. Algo que me había perseguido minuto a minuto en ésta y otras vidas y que ahora tenía muy cerca, tanto que hasta podía sentir su respiración: mi muerte, ese dragón eterno que nos espera al final…¿O quizás al comienzo?
Esforzándome en lograrlo, me concentré sobre mí misma, en el centro de mi ser, tratando de bucear dentro de mi , de conocerme un poco más. Y así estuve, en esta meditación, por un tiempo breve o largo, no lo se, hasta que vi que mis pies se levantaban, lentamente y de una manera imperceptible. ¡Estaba levitando! Volé dejando debajo mío la intrincada telaraña de dragones-duendes que me envolvía. Me elevé muy alto y me fui muy lejos, hasta que ya no pude distinguir nada más. Al fin soy libre, libre para pensar, libre para crear, libre para sentir y dejarme llevar.
No me pregunten si existo o no. No me pregunten qué hora o que año es o si estoy en la Tierra o en otro planeta del Universo. Diré solo que al fin los destruí, a ellos, mis duendes, mis dragones.
ANY CARMONA
lunes, 28 de junio de 2010
Llanto del río
El río desatado rompe a llorar y a veces
se adelgaza su voz y se hace pura y trémula.
Retumba, atardecida, la queja azul del agua.
Pablo Neruda
Atardeció en la playa.
El río silbaba lágrimas
de chocolate.
¡Oh! tristes lágrimas
en mi garganta,
tristezas viejas
en el viento.
Llegó con su crudeza magna,
una herida de plata
para cubrir
los cuerpos
abandonados,
sedientos.
Llovió sobre las aguas,
sobre las notas,
sobre las sábanas.
No pude escurrir su canto
desesperado.
Porque un frío invernal
aconteció en mi alma
desde los huecos profundos
de la historia.
Desde mi acto amurallado,
mi cárcel,
mi batalla,
mi cáncer,
mi coraza.
Desde allí cayeron gotas
y no pude soterrarlas
debajo de mi piel.
No pudo el amor
secarlas.
Pena muda,
escaramuza dentro de mi vientre.
¡Vete de mí,
sal de mi vida
para siempre!
¡Oh pena mía!
ya no te quiero en la brecha.
Déjame huir ahora
con los colores del sol
que se acuesta.
Para que sea la alegría
la invitada a la siesta.
Para que ría el río
con su sudestada
y retumbe amor
sobre las aguas.
ANY CARMONA
viernes, 25 de junio de 2010
Esas cosas simples (por Dardo Herrera)
Quiero regalarte las cosas más simples que a mí me rodean.
Ponerte en las manos de los vientos más suaves así te acarician.
Mojartarte la frente con la lluvia fresca de cada mañana
y un collar de estrellas que adorne tu cuello para tu belleza.
Quiero regalarte un pequeño cofre lleno de perfumes,
de esa flor silvestre que crece en los campos.
También las mañanas con el canto sueve de todos los pájaros
y un espejo de agua donde se reflejen todas mis caricias.
Quiero regalarte los rayos de luna sobre aquellas olas
cuando aquellas crestas se tiñen con su luz de plata.
Llevarte en mis manos el tibio perfume de olor a pan fresco
y la miel más dulce del panal que guardo para tus antojos.
Guardar los silencios cuando el sol calcina en aquella siesta.
Guardar los silencios más puros y exactos cuando llega el beso.
Guardar los latidos de mi corazón con el pecho abierto.
Regalarte todo, regalarte todo, todo lo que guardo ¡Todos mis silencios!
Llenarte las manos con espigas de oro que crece en los campos.
De aquel trigo rubio que en el amasijo se convierte en pan.
Guardar esos rayos cuando el sol se marcha, cuando cae la tarde
y bordar tus ojos con todos mis besos que yo llevo dentro.
¡Sí! Son las cosas simples que yo te he guardado. Tú te lo mereces.
Quizás no te alcancen o quizás te sobren. No se lo qué piensas.
Porque dentro tuyo llevas el tesoro de aquellas riquezas.
De las cosas simples. De las cosas simples que hacen tu grandeza.
¿Sabes una cosa? Cuando por las noches miro el firmamento,
¡extiendo mi mano!, estrellas fugaces quiero yo traerte para tus cabellos
y después te observo, sos tan natural, vos sos hierba al viento.
¡Mujer! ¡Mujer!Sos la tierra, mujer sos mi vida, mujer sos mi tiempo.
Sos las cosas simples que yo te he guardado
Tú...¡Tú te lo mereces!
DARDO HERRERA
Año 2009
jueves, 24 de junio de 2010
Quédate un poco más
…y así como no tuvo nacimiento
no tiene muerte, es como un largo río,
sólo cambia de tierras y de labios.
Pablo Neruda
Amor… amor
deja que sea yo
quien te lo diga
quien te de la bienvenida
o te despida.
Vienes y vas en el tiempo
como ave de paso,
como agua que fluye
sin principio ni fin.
Paseas en bandada ondulante
de pájaros,
subiendo en flecha mensajera
de presagios.
En cruz asaltas
mi existencia toda
instalando con tu presencia divina,
mi condena.
Amor…amor
no partas esta vez
a otros confines
no aceptaré
tu cíclica migración
porque es hoy que te pinto
en mi regazo
y sobre mi pecho manantial
te grabo a puro besos.
Se que soy una estación
en tus vaivenes,
solo un punto
en la línea de tu ruta.
Pero hoy quédate
un poco más conmigo, amor,
no te ocultes aún de mi mirada
permíteme descansar
de tu ausencia infinita
en el incansable río
de la vida.
ANY CARMONA
martes, 22 de junio de 2010
Chocolate*
Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose,
lento juego de luces, campana solitaria…
Pablo Neruda
ANY CARMONA
*Del libro Neruda y yo
lento juego de luces, campana solitaria…
Pablo Neruda
Luego de aquel encuentro en un bar de Palermo y de ese idilio platónico que se había gestado entre ambos, ella fue invitada a pasar unos días en Pinamar donde él vivía desde hacía unos largos veinte años. “Salir con alguien que vive cerca de la costa me trae una sensación de aventura, de futuro incierto, promisorio…me anticipa una madurez llena de mar” Pensó Alejandra al embarcarse en el bus de La Costera que transitaría un largo espacio de ruta (cinco horas) desde la ciudad de Buenos Aires hasta la ciudad más linda de la Costa argentina. Estaba ansiosa…
El encuentro, el segundo que tenían, fue entusiasta y acalorado. Besos, abrazos y muchas expectativas.
Llegaron a su departamento que estaba justo en frente del mar “¡Hermoso, romántico!”, se dijo Alejandra y su felicidad comenzaba a desbordarle. El la invitó a cenar, la llevó a pasear por la ciudad para mostrársela y luego cayeron agotados de vuelta a su casa. El le dejó su cama y ella se quedó dormida casi en el instante. “Seguramente hay otro cuarto, aún no he visto todo el lugar”. Pensó la mujer que no se había animado a llamar a su enamorado. Enseguida rememoró todo un año de relación virtual en que ambos se habían ido conociendo poco a poco, con cartas, poemas, intercambio de fotos... Y luego el rumor de las olas le sirvió de canción de cuna (había sido un día muy movido) y se durmió.
Por la mañana abrió los ojos justo en el momento en que escuchó voces en el living. Era la voz de su amigo y de otra persona, un hombre. Se levantó de la cama poniéndose un mantón en los hombros y en puntillas de pie, se acercó para escuchar:
- Se vino hasta acá, imagínate. Yo no se cómo decirle la verdad – Dijo Pablo.
- ¿Cómo decirle? Díselo y listo – Contestó el otro hombre.
- ¡Pero cómo, parece tan enamorada!
- Solo dile que tu amor está puesto en otro lado, que no se haga ilusiones y que solo serán amigos.
- ¿Ah si?...¿Y dónde está puesto mi amor?
- ¿Cómo que dónde está tu amor?...¡Ahí!...¿Dónde si no? – Dijo señalando el suelo.
Ale estaba más que intrigada. Se deslizó sin hacer ruido hacia el baño donde tomó una ducha y se vistió. Luego salió hacia la cocina para ver si lograba aclarar la situación con Pablo que a esa altura ya se había quedado solo. Lo encontró en el suelo sentado en el colchón donde había dormido. Estaba acariciando y hablando con su perro, un hermoso Dobermann color marrón brillante, tan inteligente, simpático y cariñoso que casi parecía un ser humano.
-Hola, ¿qué haces ahí? – Dijo ella.
- Buen día. Estoy charlando con Chocolate que es el único que me entiende.
- ¿Dormiste ahí, con el perro?
- Sí.
- ¡Ah! - Miró para todos lados y no vio más a nadie, por lo cual supo que el único amor de ese hombre era… ese perro. Tal como le había dicho su amigo, ese era su único amor... Salió del departamento corriendo, camino a la playa. Se sentía desilusionada y sin esperanzas. El hombre del que se había enamorado por Internet no era como ella lo había imaginado.
Cuando tomó el colectivo de regreso a la Capital, sintió sonar las campanas de la iglesia, eran las seis de la tarde del primer día en Pinamar. Las campanadas se mezclaron con el viento y su eterna soledad regresó para acompañarla. “Choco, Choco, Choco”, se repetía mientras recordaba al perro que le lamía su cara y sus lágrimas, al decir adiós.
ANY CARMONA
*Del libro Neruda y yo
sábado, 19 de junio de 2010
LA TERMINAL - Dedicado a Any - Por Marisa Aragón Willner
Una y media de la mañana en Buenos Aires, un barrio terminal donde confluyen todos en busca de su transporte.
Una larga fila de trasnochados aguardando por el último micro en una parada.
Lo único vivo es un Bar de los viejos llamado El Quita Penas, los personajes que lo habitan hablan bajo la música estridente y pegadiza , la mujer con poca ropa ingresa al lugar y la recibe un hombre grandote oscuro y calzado con ojotas blancas , otra rubia atiende las copas, se escucha una jerga de fondo donde no se distinguen las palabras resumo que El Quita Penas es un hito en la noche , se pertenecen .
De pronto atraviesa la desierta avenida , pudiera ser un personaje de Caravaggio, trasladando la oscuridad de la noche en la piel y el alma. Ahí flaco, desguarecido, con barba de días y pies descalzos se aproximaba pidiendo unos centavos.
El joven detrás de mi le dio unas monedas imagino evitando tocar la piel del mendigo, (en estos tiempos que vivimos nos han inculcado la limpieza a ultranza de nuestras manos, la epidemia de Gripe H1 nos ha puesto extremadamente pulcros para disminuir nuestra vulnerabilidad al contagio de este virus a veces mortal), las monedas cayeron al piso, el mendigo se agachó a recogerlas y le dijo al joven:
- Tus monedas me las diste con asco, mira, en vez de darte las gracias te las devuelvo -y diciendo esto las volvió a arrojar a la calle.
Imaginen la cara de todos mientras volvía a los finales de la cola a dar sus explicaciones.
Luego extendió la palma mugrosa otra vez ante mi y le dejé mis monedas tocando su palma.
Me miró a los ojos y me dijo;
- Bien hecho, Así se da una limosna.
Ahora avanzaba por la fila, sujetando una de mis monedas con ambas manos, pedía otra moneda.
Ante la negativa les diría
- Eso ves, se llama Indiferencia…
Y así recorrió la fila dejando algo de su sentir, de su filosofía de calle trasnochada de inviernos y desdenes.
El ómnibus dejó de circular siendo las 2 de la mañana
Otra nueva posibilidad se abrió a tres cuadras de distancia, pero otra vez no pude subir al único que vino, colmado hasta las tapas.
El viento frío comienza a ser la compañía de mi cansancio, no quiero perturbar el sueño de mi amiga , esbozo dos posibilidades , o la llamo y pido hospedaje o me animo a amanecer al sereno sintiendo la vulnerabilidad que ofrece la noche a los despojados.
El mendigo vuelve a pasar y reconoce mi mirada, me recuerda y dice:
- ¿qué pasó? No ha venido aquel ómnibus?
Dos horas de espera son muchas, llamo a mi amiga, temo perturbar su sueño, temo que se asuste por el llamado seguramente me imagina en mi casa. Me ofrece su casa.
No obstante no hay taxis frecuentes, he decidido ir a la estación de trenes, se abrió la puerta reja a las 3.30 de la mañana y todos los que esperaban ingresan al recinto, si logro tomar un tren desistiré de ir a su casa… pero el primer horario anunciado indica una hora y media más de espera.
Tomo coraje nuevamente voy por un taxi, llega uno que por fin me lleva.
Ella ha saltado de su cama a recibirme pisos abajo y me demostró su preocupación por mí ya que nos habíamos despedido dos horas atrás a pasos de su casa.
Tengo un cuarto para mi, me arrebujo en la calidez de la frazada, el terror nocturno ha pasado, confieso me ha gustado esa exposición de primera mano, me sirve.
El amanecer estuvo plagado de sensaciones lindas, pero me gusta volver un poco la vista hacia atrás y lo hago para decirte - Hoy me he sentido mendiga, amiga. Por unas horas también yo tuve carencias y tú no me fuiste indiferente.
Tu hogar fue nido y tu cariño un refugio para mi corazón. Gracias.
MARISA ARAGÓN WILLNER
martes, 15 de junio de 2010
VVUELOS NOCTURNOS*
Por qué el sombrero de la noche
vuela con tantos agujeros?
Pablo Neruda
Cuando la última estrella se enciende,
sobre peligrosos filos de abismos impensados,
comienza el equilibrio del último insomne.
La noche se pone un sombrero de alas anchas
que abraza a media humanidad
dejando que por sus miles de agujeros
se cuelen las almas de tanta soledad.
Vuelan con sus ropajes de sombra
los noctámbulos olvidos de la calle,
las lágrimas tristes del amor
o el número que se equivocó en las cuentas.
Dejan escapar sus anhelos
hacia la luz de un nuevo día.
ANY CARMONA
* Del libro Neruda y yo
lunes, 14 de junio de 2010
Oda a tus besos
Racimo de uvas
desgranándose como gotas
desde la comisura de tus labios
hacia el interior de mi boca.
Tus besos dibujaron
corazones en mi piel.
Jugosos besos de ciruela
salpicando mis poros
abiertos a la dulzura.
¿Dónde están?
Sin ellos soy un juego incompleto,
un dulce sin niño,
una melodía sin guitarras.
Tus besos
ya no te pertenecen.
Son de mi amor
que los deseaba.
(Loca certeza
que franquea distancias).
ANY
lunes, 7 de junio de 2010
Horizonte
Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.
Pablo Neruda
Desde mis poros,
desde mi cuerpo-alma, caen hojas.
Soy un libro desmembrándose en palabras,
en hojas como lascas de cristal y risa
cual febriles lágrimas ancestrales
de tribunas nunca declaradas.
Hoy el viento transporta primavera
al trocar la sequedad del sepia
por espigas doradas de serenatas otoñales.
Mi amiga la tristeza
se hace congoja derramada
sobre horas de horizonte pleno.
Y sus dedos derrotan todas las razones,
trayendo el sabor del río a mi cintura,
la tinta violeta a mis páginas,
el amor a mis ojeras trasnochadas.
ANY CARMONA
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