Como abrevadero en áridos senderos
ignotos,
llega mi descanso en el momento final
de cada día.
El insomnio escala los peldaños de
la noche,
las estrellas se encienden y solo
escucho mi propio latir.
Es allí cuando me encuentro con mi
soledad
en un agujero negro donde el tiempo y el espacio
han desaparecido.
Pero…¿es la hora del ocaso de los
astros en el cielo?
O…¿es la luz que despereza sus rayos
en el naciente?
No lo se,
carezco de la claridad de los
lúcidos.
Soy mis células agotadas,
mi temor entre paréntesis,
el desvelo tristemente visitante
y el hálito apasionado
en corolario de agitadas jornadas.
Soy, en suma,
el castigo sobre mi norte que sigue buscando
la paz .
Pero atrás de esos ojos cerrados
vienen ellos,
mis amados.
Me traen mariposas blancas abarcando
la estancia.
Guirnaldas de frescas rosas rosadas
envolviendo mi cuerpo
y un concierto maravilloso de
pájaros
que anuncia el amanecer.
Como una crisálida recién nacida,
me abro al nuevo día.
Un día más hasta morir en la noche.
¿Es acaso el ciclo necesario de este desafío?
ANY CARMONA
2 comentarios:
Any querida:
Alguien podría decir me gusta o no me gusta y eso nadie lo discute pero lo que sí me atrevería a discutir y defender aunque no le haga falta, es tu poesía, con la fuerza de tu voz y la profundidad de tu sentir. Golpea y llega y abre las ventanas que a veces se cierran para no helar el alma.
Un abrazo fuerte fuerte y el deseo de escucharte con palabras que me muestren que ese otoño es sólo un pasaje necesario una espera al cambio de estación.
Con cariño,
Deb
Deb: Gracias amiga por escucharme...Que así sea...Besos...Any
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