Como una enredadera silvestre,
desde tus pies de océano
hasta tu pecho continente,
voy dejando con mis labios,
sellos de violetas sobre ti.
Sedienta de tu savia turgente,
del néctar de tus frutos maduros,
como una fiera embravecida,
te someto.
Esparzo caricias,
cual banderas de triunfo,
sobre los campos deshabitados de
tu cuerpo
y cada centímetro es mi bastión
anhelado,
en esta contienda sobre las
sábanas.
Y me dejas que gane la batalla,
que construya para nosotros,
un fuerte de besos azucarados,
que queme con mi saliva tus naves
y no te deje partir.
Perdida de amor,
saciada de tu entrega.
¡Cómo no morir después
de haber triunfado!
ANY CARMONA
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