Desde el borde intangible del
espacio que nos une
recojo notas de viento y agua de
los mares,
huelo aquel pelo lacio con
perfume a hijo
que me ha dado un retoño de risa
encendida.
Desde la leche tibia de mi pecho
materno
transformo cada objeto trivial de
la casa
en tesoros melodiosos que
aguardan
sin poder tallar en silencio los
pasos.
He plantado un huerto
de semillas latentes
dejando en cada hueco un beso de
miel.
He cincelado un césped
de lágrimas florecidas
grabando huellas como promesas de
vida.
He alumbrado y tejido
habitaciones de amor
para salpicar con los sonidos de
la siesta estival
un encuentro filial
perfumado de azahares.
Sentada en mi mecedora de sueños
aguardo pintando mariposas en el
agua
la venida del día clave.
Cuando una rosa blanca de mi
jardín
-deshojada de tanto esperar-
anuncie el arribo de tu llegada.
ANY CARMONA
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