Despertar gris
de un mundo lejano.
Calidez de amor
exultante.
Llovisna plateada,
omnipresente,
en el susurro del
viento.
Mi felicidad esta
esculpida
en el ahora
por seres recién
nacidos
a la vida.
Y es con su corazón
mas el mío,
que amaso el pan
de la alegría.
¿Qué puedo hacer si soy
feliz
en Canterbury
donde me arrulla un
canto
en las entrañas
con té a la inglesa,
tulipanes
y campanas?
Soy feliz,
soy feliz porque se
aman.
Porque los ángeles se
posaron
en su espalda.
Porque sí,
porque puedo cosechar
entre caricias,
cada detalle brindado,
cada anhelo.
Despertar en Canterbury
con sus ojos
de un celeste-azul
de risa y llanto,
es unir el cielo, el
mar y el suelo.
Es volver a sentirme
madre
con mayúsculas
en este ida y vuelta de
la Vida.
ANY CARMONA
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