Cuando cae una pluma
en mi ventana
me gusta darme cuenta
de que es el momento,
la mágica instancia,
en que estamos descolgando
guirnaldas y abalorios
del ayer.
Perlas que develarán
algún anhelo misterioso.
Un mañana brillante.
Presagios del futuro.
Suave,
liviano,
flexible.
Como esa pluma.
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