Mis ojos socavan las preguntas
cuando en el peñasco de tu sur
blande una campana
de aleluyas.
(Te encontré perdido bajo el jacarandá)
Balbucea ternezas de cristal,
mi boca,
descosiendo historias del hilván.
Y tu nombre
bordado en mi espalda.
(Me hallaste buseando estrellas en el basural)
La aurora llega impasible
con cánticos de miel
y aleteos de pájaros en celo.
(Revivió una paloma herida sobre mi ventana)
es un tardío otoño de adiós
desandanzas y desvelos.
(El sol se acostó a morir tras el gemido de la aurora )
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