Parque Las
Heras de Buenos Aires. Verdes, ocres y grises de acero y brea. Un sauce llorón
como telón de fondo y un sendero de palmeras coronado por hojas amarillas.
Es Abril en
Buenos Aires, un aire suave, fresco, me invade los oídos. Una música clásica
incursiona, prístina y lejana, sobre el espacio. La combinación de los ladridos
de canes y canes, la empequeñece. Y jóvenes estudiantes los siguen: Guau-guaus ingenuos entre las piernas. Autos
lejanos acompañándolos con su ron-ron.
Por el
camino oscuro se acerca mi hombre. Me mira, lo miro. Sonreímos ambos y
me tiende la mano. La acepto confiada. De golpe estoy caminando, auriculares en
función, a su lado. Nada atrás, todo adelante ¿Será quizás, el comienzo del fin de la
felicidad? No pretendo contestarme ahora. El presente vivenciado a pura espectación, es todo lo que cuenta.
ANY CARMONA