Me quedé sin lágrimas para llorar
Me quedé sin hambre, sin sueño, sin
sonrisa
Nunca la soledad fue tan sustanciosa
Nunca tan arrasadora
Nunca tan perversa
Los días se hicieron laxos sin medida
Las horas siguieron copiando el tiempo
de Lisboa
Las paredes como telones de un teatro
paralelo
amenazaron con caerse sobre mis anhelos
Mi corazón se quebró transformado en
cenizas
cayendo en lluvia estelar de arena originaria
Mis huesos abandonados sobre el lecho
sanaron su sed bajo el agua redentora
Que no cura ni nutre porque morir es la
luz
¿Qué importa?
Si una locura de amargos desencuentros
acarició mis párpados cerrados de
cadáver,
abarcó mi perdido cuerpo, mis manos
suplicantes
dejando mi boca susurrando mil preguntas
Si eso pasó y no termina,
¿cómo puedo vivir sin respirar?
Si hay un ángel, unos duendes o esos
divinos toques,
que me traigan la palabra, el pincel y la belleza
Que me quiten la ausencia de la noche
iniciando ya, los caminos de bonanza
Encontrando en la noche ciega, interminable
las respuestas para un alma devastada
Que vengan todas las criaturas en mi
ayuda
Que oiga el Universo mi voz ronca, mi
congoja
Que separe el Cielo un espacio para mi
vuelo
Que mis pies despeguen
Que mis células floten acompañando
finalmente,
la Alegría!
ANI CARMONA
Acuarela "Verdad y ausencia" 50x35 cm (disponible)